martes, 4 de noviembre de 2014

Los sonidos inesperados que pueden salvarnos.

(Por Magdalena Ducoin)

Primeras en la fila. Ellas, siempre elegantes. Las blusas bordadas, las bocas bien pintadas, las miradas expectantes. Las señoras esperan. Son las nueve de la noche en el caluroso centro de la ciudad de Córdoba. El gentío se amansa y abren las puertas del teatro del libertador. Los acomodadores nerviosos como de costumbre, auxilian al público que desprevenido ingresa en la sala mayor. Ya casi todos ocupan sus asientos. Los instrumentos se empiezan a afinar.

 Esta noche la Orquesta Sinfónica interpreta un ciclo de obras de compositores cordobeses. El director se hace presente entre una multitud de aplausos y da inicio a la obra Alba del compositor Tomás Nine, que obtuvo la mención de honor del concurso de composición para la orquesta sinfónica de Córdoba. Los sonidos inesperados de esta pieza parecen provocar extrañeza en la mayor parte de la audiencia que intenta interpretarlos como escenas de películas de terror. Luego, aprovechándose del clima entusiasta y el misticismo que usualmente subsistan las obras contemporáneas, la orquesta interpreta desenfrenadamente la obra Aquel entramado de impulsos de Franco Bridarelli ganadora del concurso.

En un impulso de renovar el repertorio y difundir el arte local, el teatro del Libertador con la colaboración del director su orquesta Hadrian Avila Arzuza organizó primer concurso de composición para la Orquesta Sinfónica de Córdoba (OSC). La puesta en escena de estas producciones se dieron en el marco del ciclo Siglo XX y más allá que propone acercar obras consideradas contemporáneas a los amantes de la música académica.

Aunque es conocido que la orquesta sinfónica está formada por músicos de excelente calidad, el público percibió la dedicación y profesionalismo con la que se abordó cada una de las obras. Una parte importante del reconocimiento fue para el director y su trabajo minucioso y profundo a la hora de interpretar y dirigir la música. Trabajo que se asemeja al de un perfumista que debe saber la combinación exacta de esencias para lograr un resultado perfecto.

El programa incluyó la obra Ditirambo, para piano y orquesta del compositor Leonardo Pérez que contó con la participación del solista Ignacio Luna Dómina. El público destacó esta obra por su particular estilo y ejecución.

Además, se interpretaron tres reconocidas obras del compositor local Oscar Torres concluyendo la segunda parte del concierto con Dimmi chi Fosti de Juan Carlos Tolosa.

El maestro Avila Arzuza se detuvo para explicar al fervoroso público que estas últimas obras fueron seleccionadas para acompañar a las ganadoras del concurso y para permitir que los compositores tuvieran la oportunidad de escucharlas interpretadas por la Orquesta Sinfónica.

 Generalmente, las obras contemporáneas provocan opiniones y sensaciones diversas en los espectadores. Sin embargo es importante destacar que en esta velada las variadas propuestas de nuestros autores locales fueron festejadas y premiadas con el aplauso de una sala heterogénea.

Es placentero que, en estos tiempos tan convulsos, estemos dispuestos a apreciar manifestaciones artísticas poco comunes como las obras contemporáneas. "Sólo un Dios puede salvarnos" dice Heidegger y ese Dios es el arte.